Cuando una persona va al volante se le exige que tenga los cinco sentidos puestos en la carretera. Relajarse y cometer algunos actos que se hacen cotidianos fuera del vehículo pueden ser motivo de multa y costar un gran disgusto al bolsillo del conductor. Además, estas distracciones son susceptibles de provocar graves accidentes.
Algo tan común y corriente como morderse las uñas, discutir o besar al copiloto puede acarrear una multa de hasta 80 euros, según recoge el blog de la compañía aseguradora Catalana Occidente. El mismo precio tiene accionar el claxon de manera no justificada, portar a pasajeros sentados de manera incorrecta (por ejemplo, con los pies en el salpicadero) o llevar un animal que pueda interferir en la conducción (suelto o en el asiento delantero).
Curioso es el castigo por llevar un tirachinas colgado del retrovisor. Algo que para muchos podría suponer un mero elemento decorativo se traduce ante la Ley como “tenencia ilícita de armas” y puede llegar a costar hasta 300 euros.
Con un mínimo de 50 euros está la sanción por conducir con la música demasiado alta, cantidad que puede aumentar hasta los 300 si esto se hace en las inmediaciones de un hospital o de un área de descanso. Además, las orejas siempre tienen que estar a la vista, por posibles confusiones con respecto a si lleva a no un teléfono pegado a ella mientras se sujeta la cabeza con el brazo.
Y pese a que circular con un vehículo sin silenciador de explosiones o con uno ineficaz puede suponer un desembolso de hasta 200 euros, la multa más alta dentro de estas tan curiosas y de fácil confusión es aparcar en un espacio protegido, lo cual puede llegar a costar unos 6.000 euros.