En algunas ocasiones los dueños de vehículos buscan modificar el sistema de frenado en aras de lograr un mayor rendimiento y seguridad.
Los sistemas de frenos pueden transformarse de diferentes maneras. Así la variación más común consiste en mejorar la utilidad de los frenos cambiando las pastillas de freno y otros componentes. Sin embargo, algunos conductores sustituyen su sistema de freno de tambor por uno de disco con la esperanza de que este cambio mejore el rendimiento del sistema de frenado.
Pero, ¿es realmente necesario? ¿De verdad se logra el efecto deseado? Desde RH responden a todas estas cuestiones.
¿Por qué cambiar el freno de tambor por uno de disco?
Cuando se adquiere un coche nuevo, se tiende a pensar que si el vehículo dispone de frenos de tambor está anticuado, o que se han instalado frenos de tambor en el eje trasero para evitar un gasto mayor: “Si no, ¿por qué los coches de alta gama y los coches de carreras usan discos de freno?”. Esta idea anima a muchos conductores a sustituir sus frenos de tambor por unos de disco tras comprar su vehículo con el objetivo de mejorar la apariencia del coche y el rendimiento de la frenada.
Diferencias entre los frenos de tambor y los de disco
Para saber si es de verdad necesario o no cambiar unos frenos de tambor por unos de disco, primero hay que conocer cuáles son las características de ambos.
1: Funcionamiento
Frenos de tambor: el cilindro de freno empuja la zapata que se encuentra en el interior del tambor para hacer que dicha zapata roce contra la superficie interior del tambor, haciendo que el vehículo frene.
Frenos de disco: el pistón del cilindro de freno se mueve hacia fuera, empujando la pastilla de freno para que haga fuerza contra el disco, causando así fricción entre la pastilla y la superficie del disco de freno y reduciendo la velocidad de la rueda.
2: Rendimiento
Freno de tambor: frenada potente y una alta rentabilidad son los principales motivos por los que muchos turismos y vehículos comerciales aún vienen equipados con frenos de tambor en el eje trasero.
No obstante, la disipación del calor del freno de tambor es inferior a la del freno de disco y la descomposición térmica es considerable cuando se utiliza el freno continuamente.
Freno de disco: la frenada es más lineal y uniforme y la velocidad de respuesta y el confort del pasajero son mejores. El disco está relativamente expuesto y la disipación del calor es más rápida. Sin embargo, el coste de fabricación es mayor.
Así que tanto el freno de tambor como el freno de disco tienen sus propias características. No es fácil comparar el rendimiento de estos dos frenos ni concluir que el freno de tambor sea peor que el freno de disco.
Problemas derivados del cambio del freno de tambor por el freno de disco
Para cambiar el freno de tambor por el de disco se necesitaría modificar el sistema de freno al completo: pastillas de freno, discos de freno, pinzas de freno, anclajes para pinzas, tubos de freno, etc., además de encontrar la posición de montaje adecuada para cada una de estas piezas. Por ejemplo, si no se coloca el tubo de freno correctamente, este podrá rozar contra el chasis provocando una fuga del líquido de frenos y un potencial fallo de frenado.
Por tanto, la conclusión de los expertos de Road House es que, dadas las limitaciones anteriormente mencionadas, es difícil que la calidad de la instalación de los componentes de un sistema de frenos modificado sea equiparable a la de la instalación original y que dicha instalación cumpla todos los requerimientos técnicos necesarios para su homologación, lo que generaría un potencial peligro para la seguridad en la conducción.
El rendimiento de la frenada de un vehículo depende de numerosos factores, tales como la correspondencia entre el sistema de freno y la rueda, y la distribución del peso en el vehículo. Se trata de un proceso de ajuste sistemático. Algunas técnicas de modificación no son capaces de asegurar un rendimiento óptimo de la frenada y pueden, incluso, comprometer la seguridad en la conducción.