El pasado martes 14 de marzo fue el escogido por BASF para que su director (de todas las divisiones, entre las que se encuentra la de pinturas para automoción: R-M y Glasurit) hablara de cómo les había ido el año anterior. En resumen: mientras que los volúmenes se mantienen estables o incluso presentan tendencia a la baja, la facturación crece por efecto fundamentalmente de la inflación en un mercado marcado por la dificultad y la incertidumbre. Preocupa 2023, que ha comenzado con una demanda débil… aunque se espera que remonte.
Así, BASF alcanzó los 1.562 millones de euros, un 16% más respecto al ejercicio 2021. Este aumento es el resultado del crecimiento exponencial de los precios en prácticamente todos los segmentos (+19%) y la caída de los volúmenes (-2%).
Del análisis de Navarro pueden entenderse muchas cosas. Porque aunque no habla sólo de su negocio relativo a nuestro mercado, es de lo más interesante comprobar cómo se están dando las cosas en términos globales. Ayuda a entender de dónde venimos: “Los volúmenes tuvieron un comportamiento diferente a lo largo del año: un primer semestre con alzas, y un segundo -especialmente durante el último trimestre- en el que desciende la demanda y aumenta el producto llegado de Asia. Una tendencia que podría tener continuidad en 2023”.
Los precios eran otro de los grandes temas: “La subida es general en todos los negocios: más acentuada en la primera mitad de año, debido a los costes de energía y materias primas, y una tendencia suave a la baja en la segunda mitad”. Se trata de una tendencia que impacta sobre los clientes, como es lógico, provocando un deterioro en los volúmenes.
De este modo, explicaba, el crecimiento en la facturación viene motivado principalmente por el incremento de los precios en prácticamente todos los segmentos, ligado al aumento de los precios de las materias primas y la energía.
Todos los negocios, a excepción de Revestimientos y Nutrición, observan una tendencia a la baja en volúmenes.
Se trata de una situación en línea con el mercado global: “2022 ha sido un año complejo, con un entorno de mercado complicado, dominado por las consecuencias de la guerra en Ucrania y por el aumento de los precios de las materias primas y de la energía”.
¿Y para 2023?
Resultaba especialmente interesante comprobar las predicciones del directivo para el año que ha arrancado. Y es que, decía en la rueda de prensa, se espera que se mantenga el grado de incertidumbre debido a causa del conflicto Rusia-Ucrania, los elevados costes de las materias primas y la energía en Europa, el incremento de los precios y los tipos de interés, la inflación y la evolución de la pandemia de coronavirus que se prolongará durante 2023.
Es algo que afectará a la demanda: “2023 ha dado comienzo con una demanda débil, que a nivel global esperamos mejore durante el segundo semestre, especialmente en China”.
BASF espera un crecimiento económico mundial moderado del 1,6% (3% en 2022) y del 2% para la producción química global (2022: 2,2%).