Las inyecciones de liquidez y los estímulos fiscales que ha recibido el tejido empresarial español para combatir las consecuencias económicas del coronavirus no han surgido efecto para todas las empresas. En 2021 el 16% de ellas sufrió impagos “significativos”. Así se desprende del Estudio de la Gestión del Riesgo de Crédito en España, realizado de forma conjunta por Crédito y Caución e Iberinform, a partir de la participación de gestores de más de 800 empresas de todos los tamaños y sectores.
Por su parte, el 83% de las empresas españolas percibe el impacto del entorno económico en el riesgo de crédito de su cartera comercial. Datos del estudio indican que el nivel de solvencia de los clientes se está deteriorando por diferentes motivos. El principal es el incremento de los costes de la energía. Así lo señala el 23% de las empresas.
El 20% de los gestores cree que el motivo de que la solvencia de los clientes se haya visto mermada se debe a la escalada de la inflación. En otras palabras, y tal y como lo explica Crédito y Caución a partir del estudio, “el principal factor desestabilizador del riesgo de crédito en este momento es la evolución de los precios de los insumos que las empresas no trasladan directamente a sus precios finales, sino que repercuten contra sus márgenes”.
El tercer motivo más mencionado son los problemas en la cadena de suministro, tal y como lo señala el 19% de las empresas. Estos tres motivos dejan ya en cuarta posición al coronavirus, al que hace mención el 13%, mientras que el 6% menciona a las tensiones geopolíticas y el 1% a la evolución de los costes financieros.
Tejido empresarial fuerte
No obstante, los siguientes datos muestran la dureza y resistencia del tejido empresarial español. Y es que a pesar del contexto de riesgo de crédito que confirma el estudio, solo el 12% del tejido productivo ha reducido sus ventas, mientras que el 72% ha registrado algún tipo de crecimiento.
Crédito y Caución menciona además que el tejido productivo confía en que podrá mantener esta dinámica en 2022, ya que un 65% de las empresas espera que sus niveles de facturación sigan remontando, frente a un 10% que espera que este ejercicio sea peor que el anterior en términos de ingresos.