Se cumple un año de la puesta en marcha del baremo Digital Paint con el que Mapfre sustituyó a su histórico Cesvimap. Muchas cosas han pasado desde entonces. Javier Rodríguez, bloguero de La Comunidad del Taller, reflexiona en su última entrada acerca de las implicaciones que para los empresarios del sector ha tenido este cambio.
“Todo taller de carrocería ha tenido que lidiar con este baremo y sus consecuencias, pues se estima -según datos aportados por las patronales- que valora entre un 30%/40% menos que otros baremos de pintura.
Existe una encarnizada guerra, al menos mediática, donde un artículo va y otro viene. Las patronales denunciaron la situación y se escucha que hay reuniones para tratar el tema… también que incluso se llegó a un acuerdo, de dudoso beneficio para el taller.
¿Pero qué pasa si os dijera que lo peor del Digital Paint no es esa reducción del 40%? Y lo que más miedo me da: ¿Qué pasa si os dijera que incluso las asociaciones no se han dado cuenta aún de que lo peor de todo no es el baremo en sí?
Y aquí esta mi teoría de la conspiración. Pues resulta que una de las cualidades de Digita Paint es que integra una herramienta llamada IRE. Esta herramienta presentada por el Solera, venía a facilitar la vida del perito, pues con un simple dibujo en el vehículo representado en el programa de valoración, emulando el tamaño y forma del daño en el vehículo real, permitía conseguir los desmontajes necesarios que estuvieran cerca para poder realizar la reparación, el porcentaje de pintura correspondiente para calificar el daño de pintura, así como el tiempo de reparación necesario para realizar la operación. Todo esto con un dibujo, fascinante.
Salvo por el pequeño detalle. Y es que tradicionalmente el taller de carrocería siempre ha defendido con muy buenos argumentos y de manera muy sólida los tiempos de reparación… quién mejor que el propio técnico reparador para estimar cuánto tiempo le va a llevar realizar la reparación.
Antiguamente los peritos venían del taller, sabían lo que era un coche y su proceso de reparación… sin embargo, actualmente los peritos ya no poseen esos conocimientos; un aspecto que les hace vulnerables en esa negociación con el taller.
La respuesta de todo esto es clara: si los peritos no tienen los conocimientos suficientes para negociar los procesos de reparación y los talleres siempre van a tener muchísimos más conocimientos en este sentido, ¿Cuál es la solución?
Anular a la persona.
Así, como suena. El sistema IRE calcula tanto los tiempos de reparación, como los porcentajes de pintura, de manera que ni el perito ni el taller pueden opinar técnicamente, con argumentos técnicos y profesionales cuánto tiempo va a llevar esa reparación, pues los tiempos dependerán del tipo de chapa, de las formas, del propio golpe y un largo etcétera. No dependerá del dibujo que realice el perito.
De hecho, para el futuro próximo el taller preferirá un perito que haya estudiado bellas artes, antes que el que haya hecho la formación profesional de automoción.
Después de todo, le hecho de anular el factor humano, hace que no existan variables que ningún programa controla: la negociación de las horas de reparación.
Y no se piensen los peritos que esto anula solo al taller, esta simplificación es absurda, ya que posiblemente se trata de un factor que ponga aún más en peligro la figura de perito que a la del propio taller.
Para hacer un dibujo vale perfectamente el corredor de seguros, o incluso el propio cliente desde una app, no hace falta tener en plantilla una persona cualificada con los gastos que ello implica.
Las posibilidades de esa herramienta son terroríficas. Una vez implantada, ¿cómo vamos a poder controlarla? ¿Quién se asegura de que el día de mañana para el mismo dibujo se reduzca un 30% las horas? ¿O que también baje el porcentaje de pintura aplicado para la misma área?
Pero no quiero ser agorero, estamos a tiempo de que las asociaciones estudien ese sistema y no cedan con su implantación. Las patronales deberían asesorarse por los mejores peritos, por los mejores chapistas y por los mejores pintores, para conocer la realidad del sector y saber las preocupaciones a la hora de negociar cosas tan importantes.
Además, el taller aún tiene armas para hacer frente a esta imposición, ya que todos los programas de valoración y todos los baremos existentes son válidos ante un juez para defender la reparación. Y más aún la factura de la reparación.
Nunca debemos de olvidar que las valoraciones son solo presupuestos estimados de lo que podría ser una reparación. Y es que la reparación real es el reflejo de los trabajos realizados, todos ellos lógicamente han de estar reflejados en la factura final”.
Bla bla bla pero la denuncia en Bruselas también lleva la imposición del recambio y el precio de la mano de obra .Y habría que plantearse un plante a las aseguradoras un mes solo y se cagan vivas