El fin de la venta de vehículos de combustión está cada vez más cerca, en 2035 si todo avanza como la Eurocámara espera. Los eléctricos prometen avanzar hacia una movilidad sostenible, pero ¿son económicos para los usuarios?
En primer lugar los conductores deben asumir el precio de mercado, que puede partir de los 18.000 euros los modelos más económicos, hasta los varios millones de euros en el caso de los más caros. Pero además de con estos precios también hay que contar con otros costes, como el seguro, los impuestos, el mantenimiento o el coste energético. Y es que Robeco, fondo de inversión holandés, indica que la suma de ellos puede suponer el mismo importe que comprar el vehículo. Pero aún hay más, tal y como publicaba el diario ABC.
Coste energético
Datos del Ministerio de Transición Ecológica, reflejan que la gasolina tiene un coste medio de 9,18 euros por cada 100 km, el gasóleo de 6,65 y la electricidad de entre 2,53 y 6,16, en función de si la recarga se hace pública o doméstica.
Con la recarga doméstica -con una potencia máxima de 7,4 euros- recorrer 100 km con un eléctrico supondría un coste de 3,45 euros, teniendo en cuenta que consumen una media de 15 kWh por cada 100 kilómetros y que el coste medio del kWh es de 23 céntimos. Con las tarifas valle, de 9 céntimos el kWh, el coste se reduce a 1,35 euros.
Pero en el caso de los puntos de recarga públicos, aumenta el precio. En el caso de los cargadores semirrápidos de 50 kW, el kWh puede alcanzar los 40 céntimos (Endesa); mientras que en los rápidos de 150 kW, el kWh puede llegar a los 79 céntimos (Ionity).
Ante este coste podrían surgir alternativas. Por ejemplo, los fabricantes, suponiendo que el punto de recarga ya está instalado, pueden incluir la carga como cortesía al comprar uno de sus eléctricos, pero los precios están en torno a los 1.500 euros.
No obstante este coste puede ser subvencionado hasta en un 70% por el plan Moves III y también puede subsanarse en ese mismo porcentaje si se instalaran paneles solares, tal y como afirman consultoras energéticas.
En cualquier caso, creen que deben aportarse más fondos o ayudas a los clientes y que «el uso de energías renovables, junto con la carga bidireccional que permite usar la energía del coche para la casa, permitiría no tener que depender de un suministro externo».
Pérdida de valor
Por otro lado, los eléctricos pierden su valor a doble velocidad de lo que lo hacen los térmicos. La consultora alemana Bähr & Fess indica que después de los primeros 15.000 kilómetros, un eléctrico habría perdido el 50% de su valor, mientras que uno de combustión habría perdido un 25%.
Asimismo, aunque los eléctricos requieren menos mantenimiento, preocupa el deterioro de la batería. También perjudican el mercado de ocasión. Por norma general, los acumuladores están garantizados durante ocho años, por lo que cuanto más se acerca esta fecha, menos atractivo resulta para un comprador de segunda mano.
Además, es posible que el reemplazo de la batería sea la operación de posventa más temida por los clientes del vehículo eléctrico, y es que el coste de esta reparación se aproxima a los 8 mil euros en los talleres oficiales.
Para combatir los costes…
Los gobiernos de Europa han puesto en marcha incentivos para ayudar a los conductores a adquirir un vehículo eléctrico: en España el Moves III, que depende de condiciones como achatarrar un coche térmico. Por su parte, asociaciones del sector proponen que se elimine el IVA de los cero emisiones.
Sin embargo, desde Robeco no auguran que estas ayudas se prolonguen en el tiempo y que por tanto, sean efectivas: «El coste para las administraciones de estas ayudas es elevado y acabarán desapareciendo», como ya ha ocurrido en Suiza, recogen desde ABC.