Ya no son sólo por tanto los vehículos diésel los que están en el ojo del huracán, ahora la mira está puesta en los motores de combustión. De ser llevada a cabo podría ser esta una medida que inicie en Francia una rápida reconversión del parque y quizá el primer paso para que otros países del entorno empiecen a tomar medidas similares. Habrá que estar atentos.
El caso es que la decisión parece estar tomada con la intención de elevar las exigencias medioambientales en Francia para conseguir reducir a la cuarta parte las emisiones de dióxido de carbono en 2050. De este modo se alcanzaría en Francia “la neutralidad de carbono”, o lo que es lo mismo: la contaminación emitida no será mayor de la que puede ser absorbida (por agente naturales como los bosques, por ejemplo).
Se trata de una medida que coloca a Francia junto a Suecia y Costa Rica como pioneros en este tipo de iniciativas.
En cualquier caso, mientras que llega ese límite impuesto en 2040, el Gobierno francés preparará un proceso de transición. Quieren impulsar planes que ayuden a personas con pocos recursos económicos a hacerse con uno de estos vehículos ‘sostenibles’: de este modo conseguirán, afirman, rejuvenecer el parque eliminando los vehículos más antiguos y más contaminantes.