Los talleres pequeños de Salamanca están preocupados. Ven que los coches de los clientes que van a sus talleres están cada vez en peores condiciones. Y es que a su antigüedad -recordemos que el español, con 13,5 años de media, es uno de los más viejos de Europa-, se le suma la situación económica de las familias, que les impide afrontar el precio de las reparaciones cuando superan ciertos precios.
El propietario de uno de estos talleres afirmaba para la Gaceta de Salamanca que en su taller se encuentra dos tipos de clientes. Por un lado, el que va al taller con su coche viejo, sin el mantenimiento hecho y que cuando se le diagnostica una avería de unos 500 o 600 euros no lo arregla, pero lo sigue usando; y por otro lado, los que no usan el coche y cuando lo van a coger tienen averiado, por ejemplo, “el filtro de partículas”.
El gerente de otro taller afirma que la situación ha empeorado desde la pandemia porque desde entonces se circula con el coche en peores condiciones, ya que las familias no reparan sus coches al no podérselo permitir económicamente. Esto acaba teniendo consecuencias, porque un pequeño problema puede convertirse en una avería grande, más costosa cada vez, y por tanto, menos asumible para las familias, pero más perjudicial para la seguridad vial.
Sergio Pérez, presidente de la asociación de talleres de Salamanca, señalaba que estas situaciones son frecuentes en los talleres multimarca, por una situación “meramente económica” porque los clientes “alargan las revisiones y llegan con un desfase en cuanto al mantenimiento y al uso”.
Asimismo, la Gaceta de Salamanca firma que cada vez son más los usuarios que recurren a la compra-venta para conseguir un coche más barato, pero que a la vez tiene un elevado kilometraje, es más contaminante y viejo.