Marta Blázquez, vicepresidenta ejecutiva de Faconauto, abría el II Observatorio del Vehículo Industrial de la patronal de los concesionarios, que se celebra en el laboratorio tecnológico que Repsol tiene en Móstoles (Madrid), con un discurso cargado de sentido común en un momento de gran incertidumbre: “Necesitamos que no se pongan piedras en el camino”. Estos son sus argumentos.
Con la transformación tecnológica en el centro del debate -es el hilo argumental de buena parte de la jornada-, Blázquez sacaba la cara por un sector demonizado por las administraciones a pesar de los esfuerzos y las inversiones realizados desde hace años: “Sí que estamos comprometidos con los objetivos. Es obligatorio e imperativo. Pero eso no quita que entendamos que la transición debe hacerse de otra manera para que nadie se quede fuera porque el compromiso de la industria es mantener el empleo y la competitividad y no abrir brechas”.
Para la vicepresidenta ejecutiva de Faconauto, la imposición tecnológica mediante regulaciones no sólo pone en riesgo a la propia industria, sino que además se ha mostrado absolutamente ineficaz para conseguir los objetivos marcados por las administraciones: “Los objetivos están muy lejos de cumplirse porque las ventas de eléctricos no acompañan. Con las soluciones tenemos que ser inteligentes y utilizar todas las palancas, como la neutralidad tecnológica. Si no utilizamos la tecnología que hoy tenemos para reducir las emisiones vamos a seguir alejados de los objetivos y pondremos en riesgo su consecución”. Y es que, desde su punto de vista, los combustibles sintéticos y el propio diésel tienen mucho que decir en el proceso de descarbonización: “Tenemos que conseguirlo con todas las soluciones que tenemos en nuestra mano”.
El sector, por delante
Blázquez lamentaba que las administraciones no acompañen sus propias políticas con inversiones que ayuden a acelerar dicha transformación. “El sector privado va por delante de las políticas en inversión”. Y ponía un ejemplo: “El año que viene habrá más de sesenta modelos eléctricos a la venta, pero tiene que haber un cliente interesado e infraestructuras de recarga”. Y en esto último es precisamente donde flaquean las administraciones, especialmente la española.
“La persona que viaja tiene que disponer de espacios de carga accesibles, pero también seguros para la carga nocturna. El cliente debe tener la tranquilidad de que hay puntos de recarga suficientes para garantizar su movilidad. Pedimos un plan de infraestructuras”. Pero no sólo, sino también una mayor agilidad por parte de las administraciones: “Nos enfrentamos a una enorme burocracia que puede dilatar hasta dos años la apertura de una infraestructura de carga”. Y lamentaba que hay “muchas administraciones en juego”, lo que dificulta aún más los procesos burocráticos.
“Necesitamos ayudas”
No sólo las trabas administrativas dificultan el acceso al coche eléctrico, sino también el propio poder adquisitivo de la sociedad. “Necesitamos ayudas porque tenemos que acercar el precio a la economía de los españoles. Y debe haber certeza para que esas ayudas lleguen al ciudadano. Las ayudas tienen que ser muy claras y directas, porque tardan más de dos años en llegar al bolsillo de los clientes”.
Faconauto apuesta por un modelo de ayudas similar al de Noruega, con medidas fiscales que incentiven la compra de vehículos cero emisiones, como la supresión del IVA: “La fiscalidad puede jugar un papel acelerador brutal”.
Una medida que serviría para reducir la antigüedad media de un parque que supera los trece años y que “como imagen de país nos sitúa muy mal”. Estas ayudas, según Faconauto, deberían tener en cuenta el motor de combustión “porque nos ayudarán a contaminar menos en este periodo de transición”. “A poder ser que se gestionen desde el gobierno central y que no tengan que pasar por diecisiete comunidades autónomas”.
La amenaza de la Euro 7
Pero además de ayudas, el sector necesita certidumbre y, sobre todo, “que no se pongan piedras en el camino”. Así se pronuncia cuando habla de la norma Euro 7, que requiere “grandes inversiones” para un periodo de amortización “muy corto”: “Le pedimos al Gobierno de España que se oponga a esta medida”.
En el caso del vehículo industrial, la vicepresidenta ejecutiva de Faconauto señalaba que “limitar el futuro de los vehículos pesados únicamente a las tecnologías electrificadas no sólo no genera beneficios tangibles para la descarbonización hoy en día, sino que la retrasa. Por ello, Europa, pero también España, debería ser más práctica y racional en sus políticas, tener en cuenta la realidad empresarial y tecnológica, apostando por la neutralidad tecnológica, de tal modo que el sector tenga tiempo para liderar la descarbonización del transporte desde la sostenibilidad, pero también desde la rentabilidad”.