El programa de Julia Otero en Onda cero, Julia en la onda, dedicó la última emisión de su sección de “Los gremios” a los mecánicos. La presentadora invitó a tres profesionales del sector, a Celso Besoli, de Autotaller Proxim (Barcelona) y presidente del Gremi de Talleres de Barcelona; a Francesc Gorjón, de Suburense d´Automobil (Barcelona) y a Jordi Vila, de Vila Motorsport, quienes le contaron cómo ha cambiado la profesión de mecánico desde sus inicios, cómo encara el sector la falta de profesionales, e incluso aportan algunas claves que incentivan esta problemática.
Uno de los asuntos que trataron en la conversación es que el del mecánico es un trabajo con mucha responsabilidad. “Todo son problemas en la mecánica”, decía Francesc Gorjón. Y hacía referencia a que el profesional del taller tiene que encarar la misma obligación todos los días, que es solucionar los problema que llevan a un vehículo a su negocio: “El cliente ve un problema y lo hace tuyo o tú lo haces suyo. Sí o sí tiene que salir bien, si no sale bien, tienes un problema para cobrar. No puedes equivocarte nunca”.
Pero si hay un problema que vive el sector en la falata de profesionales y de mano de obra: “Faltan mecánicos, chapistas, pintores… falta de todo”, afirmaban. Y esto, según apuntaban, es consecuencia de diferentes causas. La primera, que la FP se ha descuidado. “Hasta en los mejores centros, los alumnos salen sin saber nada. Se necesita mano de obra porque no hay buena formación”, se quejaban.
Y esta es una clave, pero no solo. Hay otra que les afecta directamente a los dueños de los talleres, y en consecuencia a los nuevos profesionales que llegan al sector: “Hay mucha gente que quiere entrar en los talleres, pero los talleres lo tienen muy difícil porque tienen que pagar sin que el nuevo trabajador sepa hacer nada”. “Igual que cuando una persona va a aprender inglés, música o a bailar, paga, lo ideal sería que un aprendiz fuera a un centro de formación de taller o a un taller y pagara también, porque lo que no puede ser es que al taller le cueste dinero formar a alguien para que luego se dé de baja y se pase seis meses sin venir”, algo que según apuntan es bastante usual que ocurra.
Pero el problema no solo llega en el momento de pagar el contrato del aprendiz, sino también en el día a día del trabajo: “Tenemos el problema de que, si rompe una pieza, que es normal porque está aprendiendo, el que la paga es el taller. Además si se equivoca, puedes provocar en el coche un destrozo de mucho dinero…”.
No obstante, recalcaban que necesitan mano de obra en sus talleres y que no la encuentran.
Los cambios en su profesión
Por otro lado, todos los invitados a la tertulia coincidían en que su profesión había cambiado en los último años. Por ejemplo, antes la labor del mecánico requería de mayor fuerza y esfuerzo: “Antes todo era más bruto”, apuntaban, mientras que ahora la maquinaria facilita la labor. No obstante, no hay que confundir facilitar la labor con que cualquiera pueda hacerlo, porque aunque el ordenador orienta diciéndote dónde está el fallo, no lo soluciona: “Nuestro papel es igual de importante que antes a pesar de las nuevas tecnologías. Tú conectas la máquina y te orienta, pero si no estás formado y no eres mecánico, no sabes hacerlo”, apuntaban.
De hecho, la llegada de la tecnología al taller también le ha supuesto una dificultad añadida a los mecánicos: “Antes éramos solo mecánicos, mientras que ahora tenemos que ser mecánicos, electricistas, informáticos…”, aunque admiten que eso es también lo que les gusta de su profesión: “Es lo bonito que tiene también, no paras nunca de estudiar y evolucionar”, reflexionaban.
Asimismo, ha cambiado el aspecto de los mecánicos, sobre todo en lo que se refiere a sus manos: “Antes cuanto más sucias llevabas las manos, más mecánico te decían que eras”, decía Celso Besoli, pero ahora es diferente, ya que alguno de ellos incluso admitía usar guantes para evitar mancharse, dentro de los posible. Y también lo ha hecho la primera impresión de los talleres. Los mecánicos explicaban que, antes, un taller limpio “era sinónimo de no tener trabajo”, mientras que ahora los talleres se ven más limpios, colocados… Sin embargo, admitían que de todas su labores, realmente limpiar el taller supone, como mucho, un 15% de su tiempo: “¿Qué somos limpiadores o mecánicos?”, se preguntaban, y es que “cualquier coche, por nuevo que sea, mancha”, afirmaban.
Igualmente, la fabricación de los coches también ha cambiado. Explicaban que en los años 90 se fabricaban coches que “estaban muy bien hechos” y las piezas se hacían “para que duraran treinta años”. Los de ahora “están hechos para diez años, tienen muchas incidencias”. Algo que además dificulta su trabajo, porque ahora las reparaciones se hacen “más pesadas” e incluso, “una avería puede romper varias partes del coche”, hasta el punto de que a veces tienen que “hacer milagros”. Y eso cuando piden recambios y existen las piezas. “Hay veces que cuando vas a pedir recambio para vehículos de más de diez años te dicen que está obsoleto”, lamentaban.
CREO QUE NO SABES BIEN DE LO QUE HABLES, PERO LA RESPUESTA ESFACIL.
MONTA TU EL TALLER Y VERAS DE LO QUE SE HABLA . MAS FACIL IMPOSIBLE. AH Y MUCHA SUERTE
A una persona que acaba de terminar de estudiar debería siempre de dársele la oportunidad, lo que me parece injusto es que se le pague lo mismo a alguien con experiencia y con estudios lo mismo que a alguien que acaba de hacerlo, ya que no solo son los 1100€ que cobra sino que hay que sumarle los seguros sociales, se debería de ayudar a la contratación con alguna subvención para las nuevas contrataciones para que el apostar por alguien sin experiencia merezca la pena, y que a los que tengan experticia y estudios no se les debería pagar lo que a un aprendiz. Pero no solo pasa en este sector, sino en muchos donde se estudia muchos años para acabar cobrando 1200€ que un insulto. Más que preocuparse tanto por los sueldos más bajos debería pensar en los de en medio que no superan más que en pocos euros al que acaba de entrar al mercado laboral.
Pésimo artículo con personajes chapados a la antigua, ellos son losque no han evolucionado,
El que quiere estar al día, especializarse o mejorar ha de pagar a empresas privadas expertas en cada uno de las muchas especialidades del automóvil.
El mecánico/técnico que sabe todo ya no existe y no sólo por formación sino porque es inviable disponer de toda la tecnología en el taller.
En mi caso particular, trabajo en concesionario oficial, y he salido de la FP superior, teniendo poca soltura en el taller, y con los años se aprende, lo que no puede ser es que salga un tío ya sabiendo de todo, eso no existe, ni existirá, hay que pedir cosas realistas y razonables, y este artículo desde luego que es muy extremista, pagar la formación? Y la pasta quien la gana luego? O a final de año van a repartir beneficios con el empleado/técnico? Hacer un profesional cuesta dinero, y cuidarlo también, pero esto último se nos olvida, sobre todo a los empresarios, que con 1200 euros/mes es una poca vergüenza, siendo pluriempleado, mecanico, electricista e informático.. ahí lo dejo.. por cierto llevo 16 años en el mismo concesionario por si acaso alguien piensa que hablo sin saber.. saludos
A pesar de que lleves tanto tiempo en el taller, como según tu dices, demuestras que sabes bien poco de cuanto le cuesta a una empresa un sueldo de 1200 euros que recibe liquido un empleado.
Que digo yo, que siendo tan chollo lo del taller, que por qué no te montas tu uno y te pones a contratar chicos que vayan aprendiendo, eso según tu es lo que se debe hacer, dales tu el sueldo digno que no sea una vergüenza, según tu.
Ahh que no lo vas a hacer, verdad, me lo imaginaba.
Venga ya hombre, pagar por ir a hacer prácticas…o pagar por ir a trabajar? Es desternillante ya lo de los empresarios. A qué punto llegaremos…
Es necesario un cambio en la educación en general. Un recién graduado tiene un título pero muy poca práctica (ya sea alumno de formación profesional o universitario, y en estos últimos es preocupante).
La formación del alumno en un taller (u otro negocio) podría ser abonada por este con el aval del estado, en forma de préstamo para la formación, que el alumno devolvería en una plazo razonable una vez que cobrara ya su sueldo.