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Los leoneses que convierten coches de combustión en eléctricos puros…

Pablo y Jorge Escapa. Quédate con estos nombres, porque pronto puedes verlos en las noticias. Son dos hermanos leoneses que han conseguido desarrollar un proyecto viable para convertir coches de combustión tradicional en eléctricos puros. Increíble, pero cierto. ¿Qué coches? Todos. Pero no sólo: también furgonetas e incluso camiones o buses. Y no se trata de un prototipo que podrá verse solo en ferias, nada de eso. Es una innovación que próximamente vendrá acompañada de una legislación que avale su desarrollo y que podrá convertirse en una oportunidad de negocio para todos los talleres españoles. Sigue leyendo, porque van en serio.

Los Escapa

Pablo (40 años) y Jorge Escapa (37) son los dos hermanos al frente de este proyecto que a finales de 2019 nacía después de firmar un contrato de patrocinio con el Colegio de Ingenieros. Era el punto de partida oficial, pero la idea rondaba por la cabeza de estos leoneses desde hacía algo más de tiempo. Dos empresarios dedicados a la compraventa de vehículos -venden nada menos que 200 cada año-, con un taller propio enfocado sobre todo en poner a punto los coches que importan, así como a atender a los clientes derivados de su negocio principal… a simple vista no es el perfil habitual detrás de un proyecto de estas características.

Pero si decimos que Pablo tiene cuatro carreras de ingeniería -dos técnicas y dos superiores: de Informática y Telecomunicaciones-, además de un máster en Telecomunicaciones y otro más de Ciberseguridad; y que su hermano es, entre otras cosas, ingeniero informático, las cosas empiezan a cuadrar más. Porque venden coches, pero eso fue una casualidad. En 2020 -el confinamiento les dio mas tiempo- empezaron a hacer realidad lo que hoy enseñan con orgullo: un Mini con motor de combustión tradicional convertido ahora en eléctrico puro. Una idea que quieren llevar al mercado: no querían trabajar en un experimento, sino en algo trasladable a otros talleres.   

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El Mini

Nos reciben en su empresa, ÑCar.com, una compraventa de vehículos con un taller propio que ha sido clave para el desarrollo del proyecto. Acompaña al periodista una delegación de lo más nutrida de Glasurit, la marca de pintura utilizada por los empresarios en su negocio -y patrocinadores además del Mini que ha servido para poner en práctica la idea que desde hace años los hermanos leoneses tenían en la cabeza-. También con nosotros estaba Patricio Pérez, gerente del distribuidor Glasurit en la zona: Colorauto Bierzo.

 Fueron ellos quienes nos guiaron hasta León para conocer esta idea: “Merece la pena verlo”, me dijeron. Y vaya si merece la pena…

Lo primero era enseñarnos el Mini -“¿Ves? Es un eléctrico”, nos enseñaban orgullosos-. El hermano mayor, Pablo, toma la iniciativa a la hora de explicar el proyecto. Es de esas personas a las que las ideas le hierven en la cabeza. Habla rápido, lo tiene claro. Es ingeniero, pero muy, muy ingeniero…

Muestra orgulloso el hueco donde antes había un motor de combustión y ahora ocupa otro eléctrico. En la parte trasera han ubicado el BMS, “la parte más importante del coche”: “Es el módulo para la gestión de la energía: nos costó mucho tiempo configurarlo”. “Este aparato”, dice señalando una caja negra del tamaño de un teléfono móvil con luces azules integrada en la parte izquierda del maletero, “gestiona cómo se carga la batería, cómo se descarga, cómo se comportan las celdas de la batería, cuál es el mínimo de carga, el máximo… y además envía información precisa y actualizada permanentemente que puede consultarse en cualquier dispositivo”.

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Un coche manual convertido a automático -guarda la palanca de cambios, aún operativa, a la que han sumado una ruleta muy similar a la que equipan de origen los Range Rover- gracias a una pieza hecha a medida en el torno integrada en la transmisión, que incluso emite ese ruidito tan característico de los coches eléctricos puros que sirve para alertar a otros usuarios de la vía de su presencia. Aunque esto fue de pura casualidad: “Es el sonido de la dirección, que habitualmente es tapado por el del motor de combustión. Pero en este coche como no hay ruido…”, sonreía Pablo.

Y aunque la construcción del vehículo es complejísima, empleando en el proceso varios kilómetros de cable –“gastamos una bobina de estaño sólo para soldar todas las conexiones, además de para unir las 96 celdas de la batería”–, lo más difícil fue la configuración interna. De esa parte se encargó Jorge: “Tuvimos que crear una red CAN BUS nueva para integrar la BMS, la nueva centralita de motor, etc. Fue lo más difícil, porque no necesitábamos algo para salir del paso, sino un modelo estandarizado para que cuando el proyecto saliera a la calle, y pudiera ser aplicado por otros talleres para convertir coches convencionales en eléctricos puros, estuviera ya configurado”.

Un coche manual convertido a automático gracias a una pieza hecha a medida en el torno integrada en la transmisión, que incluso emite ese ruidito tan característico de los coches eléctricos puros que sirve para alertar a otros usuarios de la vía de su presencia.

Y es que esa es su idea…

Hablando en euros

Su objetivo a futuro es industrializar su idea y convertirla en una oportunidad de negocio para todos los talleres.

La inversión en materiales supuso para los hermanos Escapa cerca de 10.000 euros durante la construcción del Mini que ya es completamente funcional. El futuro de este proyecto pasa por ser capaces de ofrecer a los reparadores un kit con el que poder convertir los vehículos de sus clientes: “Y es un trabajo interesante, porque son muchas horas de trabajo que facturar”. Ya se imaginan cómo puede venderse: “Imagina que un cliente del taller llega con el motor destrozado. Pueden dar la opción de reemplazarlo, repararlo… o modificarlo para convertirlo a eléctrico puro”.

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No hablan de cifras concretas, porque aún no están en ese momento, pero es imposible que el periodista no las haga. Y salen solas: 10.000 euros en materiales, más 30 horas de trabajo a 40 euros -por establecer una media-: 11.200 en una factura final con alta rentabilidad y que a buen seguro terminará por estar bonificada por el Estado. Son cifras gruesas y que evidentemente no responden a lo que costará un proyecto así en la realidad… Pero interesante será, no cabe duda.

Cuando se les pregunta por su aplicación más inmediata, lo tienen claro: “Los vehículos de transporte de última milla son un nicho muy evidente”. Están explorando ya además la posibilidad con algunas empresas de buses, por ejemplo, donde las adaptaciones reciben una subvención cercana a los 20.000 euros actualmente – al coste de la modificación, hoy habría que sumar lo que hay que pagar por la homologación, por lo que esta bonificación es clave para que ahora sea interesante en este segmento-.

Es un modelo con futuro: “Cuando un fabricante de componentes de envergadura vea en estas soluciones una oportunidad, lo industrialice y los kits para la conversión lleguen al taller igual que cualquier otro recambio, las adaptaciones van a crecer de forma exponencial”. Para estos dos hermanos leoneses, sólo es cuestión de tiempo que así sea.

Su objetivo es industrializar su idea y convertirla en una oportunidad de negocio para todos los talleres. El futuro de este proyecto pasa por ser capaces de ofrecer a los reparadores un kit con el que poder convertir los vehículos de sus clientes.

‘Spain is different’

La siguiente pregunta es lógica: ¿Es viable circular con uno de estos vehículos en España?

El retrofit -así se conoce a la adaptación de un vehículo usado de combustión a tecnología híbrida o eléctrica- es algo más común en otros países de Europa que en el nuestro.

La historia de los hermanos Escapa explica por qué en España, a pesar de ser posible, no es tendencia. Y es que ellos tenían claro que querían desarrollar un proyecto que fuera viable y extrapolable más allá de su taller, así que se pusieron manos a la obra sobre el coche… pero también en materia legislativa.

Como ingenieros que son, desarrollaron un proyecto técnico que pudiera ser trasladable a otro taller mañana: “Como una transformación a GLP”. Algo que sirviera como base para unas futuras instrucciones de montaje, para entendernos. Con un proyecto documentado como es debido, impulsaron con la ayuda del Colegio de Ingenieros la incorporación de un apartado en el Manual de Reformas de la ITV que contemplara futuras operaciones de este tipo: “En el 3.11 aparece ya la conversión a tecnología eléctrica”.

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Lo siguiente sería homologar el vehículo transformado. Y es donde están ahora: “Quien por ahora frena esto es la entidad que debe emitir el certificado de conformidad”. En España son pocas las que pueden hacerlo -algunas como Dekra, Idiada o Applus- y por ahora exigen pasar por homologación cada coche que se transforme. Y eso es inviable: “Las pruebas cuestan cerca de 24.000 euros”. Por eso, están trabajando en impulsar una legislación que les permita homologar una serie de conjuntos funcionales que puedan aplicarse a todos los modelos con las mismas características: “Si homologamos el kit para transformar el Mini R50, lo lógico sería que ese mismo kit, avalado con un proyecto técnico, pueda ser equipado en otros coches de idénticas características. Lo mismo que sucede con un gancho de remolque, por ejemplo”.

“Quien por ahora frena esto es la entidad que debe emitir el certificado de conformidad”. En España son pocas las que pueden hacerlo -algunas como Dekra, Idiada o Applus- y por ahora exigen pasar por homologación cada coche que se transforme. Y eso es inviable: “Las pruebas cuestan cerca de 24.000 euros”.

Una anécdota sirve para entender la sinrazón de la situación actual del proyecto: “Recientemente recibimos por este proyecto un premio del Ministerio de Transición Ecológica. Hablé personalmente con la ministra y le conté que estábamos teniendo esta traba con Industria”. ¿La respuesta? Básicamente que esa queja iba en otra ‘ventanilla’. En fin.

Y lo van a conseguir, porque en el Congreso -con la ayuda del decano del Colegio de Ingenieros, Mario Cortés, diputado por Málaga- se está tramitando una proposición no de ley que les permite llevar a cabo ese proceso: “No creemos que nadie se oponga a algo así”, afirmaba Escapa encogiéndose de hombros. A partir de ahí, analizarán el parque y homologarán conjuntos funcionales compatibles con las plataformas de vehículos más comunes: “Y con diez o quince podremos cubrir una parte muy importante del parque”.

“Recientemente recibimos por este proyecto un premio del Ministerio de Transición Ecológica. Hablé personalmente con la ministra y le conté que estábamos teniendo esta traba con Industria”. ¿La respuesta? Básicamente que esa queja iba en otra ‘ventanilla’. En fin.

Lo dicho, quédate con estos dos nombres, porque pronto los verás en las noticias.

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