Desde hace más de 60 años, LIQUI MOLY acompaña el cambio tecnológico en el sector automovilístico. El director gerente de la compañía, Günter Hiermaier, considera que la empresa está bien posicionada para la transición en la movilidad gracias a su amplia gama de productos químicos en automoción.
Para Günter Hiermaier un fabricante de aceites de motor y aditivos no debe temer la electromovilidad porque supone un negocio adicional al poder lanzar al mercado nuevos productos específicos para vehículos eléctricos. De hecho, Liqui Moly así lo ha hecho. Recientemente ha lanzado un aceite para caja de cambios para Tesla y un líquido refrigerante para celdas de combustible.
Y es que aunque estos vehículos más sostenibles ya no necesitan aceite para motor, todavía hay millones de coches de combustión que circulan por la carretera. Hiermaier apunta que incluso si se dejaran de producir hoy coches con motor de combustión, tardarían más de 15 años en desaparecer los últimos. “Nos centramos mucho más en el mercado de recambios que en el de equipos originales, y en el mercado de recambios este cambio solo se producirá gradualmente. Además, no me atrevería yo a escribir ya una nota necrológica para el motor de combustión interna. Será emocionante ver cómo evolucionan los electrofueles. Puede que los combustibles sintéticos producidos de forma respetuosa con el medio ambiente prolonguen la existencia del motor de combustión interna”, señala el director general de Liqui Moly.
A pesar de ello, el mercado general de aceites de motor se contraerá.
Günter Hiermaier cree que Liqui Moly seguirá creciendo en este mercado, ya que seguirá aumentando su cuota. Los aceites de motor modernos son cada vez más sofisticados en su fabricación, por lo que precisamente muchos pequeños fabricantes de aceites no podrán hacer frente a este cambio y desaparecerán del mercado.
Pero no hay duda: a largo plazo, el cambio de movilidad significará, por supuesto, un cambio importante para la compañía, pero no le preocupa: “Siempre hemos estado a la vanguardia en las nuevas tecnologías, ya sea en la limpieza de filtros de partículas diésel, los problemas de LSPI, o los aceites de motor cada vez más ligeros. La gama de productos cambiará significativamente, pero seguimos siendo el especialista en química del automóvil”.
Y es que hace 60 años, Liqui Moly solo tenía en su surtido un puñado de aditivos, pero a día de hoy son en total casi 4.000 productos. “Tenemos una gama de productos realmente diversificada”, señala Hiermaier porque además de aceites y aditivos, en su oferta la compañía también incluye grasas y pastas, productos de servicio como limpiadores de frenos, productos para el cuidado de automóviles, para la protección de los bajos de la carrocería o materiales para la reparación de lunas, entre otros, ya sea para vehículos de combustión o eléctricos.
Una recomendación a los talleres
Günter Hiermaier apunta que, naturalmente, los talleres también tienen que cambiar; no solo desde el punto de vista técnico, sino también como vendedores.
Muchos talleres son grandes expertos a nivel técnico, sin embargo, algunos son muy reservados a la hora de vender, indica: “No se trata de conseguir que el cliente compre servicios que no necesita. Se trata de ofrecerle servicios que tengan sentido desde el punto de vista técnico y estén en interés del cliente; unos servicios en los que no haya pensado en absoluto”. Algunos ejemplos de ello son la preparación de vehículos o la limpieza del sistema de aire acondicionado, y para ello, Hiermaier señala que el taller podrá confiar en Liqui Moly como socio sólido en la química del automóvil.
Tiene razón el Sr. Hiermaier al decir que deben ser vendedores: pero no sólo en el aspecto de ofrecer más servicios, En la gestión del taller debería haber tiempo y medios para promocionarse (redes sociales, boletines informativos) y para anticiparse a las necesidades del cliente. Proponer revisión y realización de la ITV, avisarle (y reservarle cita) del próximo mantenimiento, revisiones del AA en temporada…. Todo ello revierte en más negocio para el taller, además de, si se realiza de forma adecuada, fidelizar al cliente y, porque no, convertirlo en un prescriptor, alguien que recomiende nuestro taller.