Las carreteras del país ya empiezan a notar el aumento de tráfico debido a las primeras movilizaciones de veraneantes. Antes de salir a la vía para realizar estos recorridos, la recomendación principal es realizar un mantenimiento adecuado a los vehículos, para garantizar, principalmente, la seguridad vial.
Sin embargo, no todos hacen caso de las recomendaciones, sin saber que no sólo su seguridad está en riesgo, sino también su tranquilidad financiera, pues ‘racanear’ 80 euros en un mantenimiento, puede acabar en una factura de hasta 4.000 euros por avería.
Euromaster, la red de talleres especialista en el mantenimiento integral del vehículo, ha identificado siete puntos críticos que son claves a la hora de salir a la carretera por vacaciones.
Los siete mantenimientos claves para no pagar de más
- Aceite: es una de las partes más importantes de cualquier vehículo, tanto, que si no se renueva, el irá perdiendo cualidades hasta generar problemas graves al motor e, incluso, una rotura. Un cambio de aceite más filtros puede costar sobre los 80 euros, pero si se produce una rotura de motor por falta de mantenimiento, la avería puede llegar a los 4.000 euros si se utilizan piezas de segunda mano. En caso de ser un motor nuevo, la cuantía ascenderá hasta los 8.000 euros.
- Carga del aire acondicionado: En los meses calurosos, una buena climatización del habitáculo es importante no sólo por confort del conductor, sino por la seguridad del mismo. Uno de los aspectos menos conocidos sobre el sistema de aire acondicionado, es que el aceite que lubrica el compresor de éste está mezclado junto con el propio gas del aire. Este gas, además de cambiar de temperatura al someterlo a diferentes presiones, tiene que lubricar el compresor. Por ello, los fabricantes recomiendan sustituirlo cada dos o cuatro años. Una carga de gas ronda los 50 a 70 euros, pero si no se renueva y se avería el compresor, la factura podría ascender a unos 450 euros.
- Correa de distribución: Una parte primordial del vehículo cuya avería es, en el 95% de los casos, sinónimo de una rotura de pistones, válvulas y culata, y que en muchos casos deriva en la rotura integral del motor. El precio de sustitución oscila entre los 350 a 800 euros, pero su rotura generaría una importante reparación de no menos de 1.500 euros, pudiendo incluso llegar a los 4.000 euros en el caso de reemplazo de motor con piezas de segunda mano. Si el propulsor es nuevo, esta cifra podría ascender hasta los 8.000 euros.
- Líquido de frenos: suele estar expuesto a grandes cambios de temperatura y, por tanto, un buen mantenimiento es imprescindible para garantizar la seguridad del vehículo. El líquido lubrica las piezas internas de la bomba de freno y, en algunos casos, el regulador, cuando su mantenimiento no es el adecuado se puede incurrir en un posible daño a la bomba de freno, cuya sustitución puede ascender a 600 euros, mientras que un cambio del líquido ronda los 45 a 70 euros. Generalmente, se recomienda sustituirlo cada uno o dos años.
- Neumáticos y alineación: este sencillo proceso permite que los ángulos de la dirección se ajusten a lo que determina el fabricante y así garantizar la direccionalidad del vehículo y su buen comportamiento dinámico. Lo ideal es ajustar la dirección una vez al año para circular seguro y garantizar la completa utilización de los neumáticos, en caso contrario, además de afectar seriamente a la seguridad, un mal reglaje de la dirección disminuirá de forma importante la vida de los neumáticos, pudiendo incluso, reducir su vida útil en un 90%. El precio de una alineación va de los 50 a los 70 euros, pero un juego de dos neumáticos puede estar entre los 200 y los 500 euros, dependiendo del coche.
- Pastillas de freno: en caso de no cambiarse a tiempo puede derivar en un problema grave de seguridad y, consecuentemente, dañar los discos de freno, provocando una avería más costosa. Un juego nuevo de pastillas suele rondar entre 80 y 110 euros pero, si se dañan los discos, el coste se multiplicará por tres, alcanzando los 300 euros.
- Refrigerante: este líquido se encarga de absorber las calorías que hay dentro del motor y disiparlas en el radiador, si no es capaz de realizar este proceso, el propulsor sufrirá grandes daños, que puede ir desde la quemadura de la junta de culata, hasta el gripe del motor. La sustitución del refrigerante puede costar unos 70 euros, mientras que la reparación de culata puede ascender a los 2.500 euros según el modelo.