La entrada en vigor de este nuevo real decreto trae consigo, aparte del paso del registro en papel al registro informatizado, un segundo cambio significativo que afecta tanto a fabricantes como a manipuladores: la inscripción de los segundos en la DGT se llevará a cabo por los primeros. Se trata de un cambio bastante importante, teniendo en cuenta que, hasta ahora, “si un distribuidor/concesionario/taller quería trabajar con un fabricante corría ‘un infierno burocrático’ para darse de alta como manipulador”. Y es que, en función de la Comunidad Autónoma en la que se encontrara el manipulador, este tenía que presentar la documentación requerida en Tráfico, pagar unas tasas y a los 3 o 4 meses -en el caso de Madrid- o en 5 o 6 días -en el caso de Cataluña, País Vasco o La Rioja- recibía la autorización y la documentación para darse de alta como manipulador.
Sin embargo, este ‘engorro’ desaparece. Y siendo los fabricantes quienes asumen el proceso, todo es “mucho más rápido y asumible”, señala Sainz, que asegura además que desde SPM han podido hacer “entre 20 y 30 inscripciones nuevas a través del mecanismo que nos ha dado la DGT”, recibiendo a las 24 horas un documento acreditativo con el alta en el registro.
Otro de los cambios que afecta de forma directa a los fabricantes y que elimina de raíz otro lío burocrático es el relativo al proceso de homologación de los productos. Hasta ahora, un organismo de control independiente debía realizar unos ensayos. En caso de ser positivos, la documentación pasaba a Industria, que a su vez expedía un documento de homologación. Cuando todos estos pasos estaban dados, las placas podían comercializarse. Con la nueva ley Industria no interviene, facilitando considerablemente todo el proceso.
La entrada en vigor de este nuevo real decreto trae consigo un segundo cambio significativo que afecta tanto a fabricantes como a manipuladores: la inscripción de los manipuladores en la DGT se llevará a cabo por las empresas de fabricación y venta de matrículas. Con ello se elimina un enorme lío burocrático.