La actividad de los talleres ha crecido tanto que están saturados. El aumento de los precios de los vehículos nuevos ha hecho que los usuarios prefieran alargar la vida de sus vehículos o comprarse uno de segunda mano antes que comprarse otro nuevo. Esto implica que la carga de trabajo de los talleres ha aumentado, pero sin haberlo hecho sus ganancias…
Con el aumento de su actividad, los talleres necesitan más mano de obra y maquinaria para poder abastecer todas las reparaciones de sus clientes. Pero en este contexto también entra en juego la inflación, que aumenta los costes totales de los negocios: “Obtenemos más beneficios que no se ven porque tenemos que hacer frente a los gastos, que son mayores”, afirmaba Ángel López, gerente de Talleres Entrepuentes, en Badajoz al Periódico de Extremadura. Es por ello por lo que ruega que este contexto que hace tambalear la rentabilidad de su negocio “no se siga dando mucho más tiempo, porque no damos abasto”, porque, ”¿cómo le dices a un cliente que no puedes reparar su coche?”, se preguntaba.
Manuel Báez, gerente de TC Motors Mérida, explicaba al medio que, aunque a su taller van muchos clientes, esto no se ha reflejado en sus beneficios, sino más bien todo lo contrario: ha tenido que invertir en maquinaria y buscar más profesionales. Ángel López afirmaba que esta situación también repercutía en el estrés de los mecánicos de su taller y Javier Núñez, de Talleres Mega, en Cáceres, mostraba preocupación por tener que encarar el aumento de la actividad trabajando solo.
Sin embargo, tal y como afirmaba Báez, esta situación no ha llegado de un día para otro, sino que es algo que se viene avisando desde hace mucho tiempo y, “aunque ha sido algo gradual, el punto álgido se ha alcanzado ahora”. En esta línea, Ángel López, apuntaba que esta situación lleva dándose desde el fin del confinamiento porque “la gente sintió que el desastre económico iba a llegar al momento”.
Falta de piezas
Además, a esta necesidad de invertir en equipos y profesionales, esto último con más dificultad por la escasez, se le añade la falta de mercancías y la demora en la entrega de las piezas: “Lo que antes nos llegaba en 24 o 48 horas ahora no lo conseguimos hasta pasados unos meses”, señalaba Báez. El gerente además prevé que estos retrasos se alargarán en el tiempo y que, en consecuencia, “muchos talleres caerán”.
López, mencionaba además que hay muchas piezas que no es que tarden en llegar, sino que directamente ya no existen: “Muchas marcas, como Mercedes, Nissan o Peugeot, nos dicen que ya no fabrican algunas piezas y nosotros tenemos que tirar de desguaces o de tiendas de Internet».
“Será devastador para nosotros”
Nicolás Sánchez, encargado de ventas de ASV Automóviles, concesionario en Mérida, afirmaba al medio que este año estaba siendo el peor de los once que lleva trabajando en el sector y que desde febrero la desescalada ha sido muy fuerte por el “encarecimiento de la vida en general”.
Asimismo, Sánchez señalaba que han subido el precio de los automóviles porque también se lo han subido a ellos, y que el presupuesto de los clientes ahora es menor: “La gente ha disminuido su presupuesto hasta un 50%. Quienes antes se gastaban 25.000 o 22.000 euros ahora no quieren invertir más de 12.000 o 10.000 en un coche”, afirmaba.
No obstante, cree que todavía la situación puede ir a peor: “en septiembre va a subir el tipo de interés de la financiación, lo cual será devastador para nosotros, pues vivimos de eso”, señalaba.
Es curioso como la procesión va por barrios. En determinadas provincias los talleres con los que contactamos reafirman lo dicho por los entrevistados, al mismo tiempo que en otras algunos declaran una bajada importante en la facturación del taller.