Los pasados 11 y 12 de noviembre se celebró en las instalaciones de Cañizares Piñero en Las Rozas (Madrid) la final del concurso Pintores Distinguidos de Automoción 2022 que se saldó con la victoria del barcelonés Juan José Aguirre Núñez, pintor en ZG Motorsport. Para conocer cómo se vivió el concurso desde dentro hablamos con Javier Díaz, gerente de JTD Color, promotor y miembro del jurado del concurso.
Durante el certamen se desarrollaron pruebas lo más parecidas a la realidad del día a día de los pintores del sector y con mucha emoción porque “el jurado estaba vigilando constantemente a los finalistas y siempre con el cronómetro en mano”. Y es que el nivel de esta edición no ha sido diferente al de las anteriores. Javier Díaz reconoce que el nivel fue “alto”, por lo que el jurado lo tuvo difícil para decidir quién se haría con la victoria: “Esta es nuestra cuarta edición y siempre ha sido así. Está claro que siempre destaca uno de todos los finalistas, que es el que logra la victoria por rapidez y meticulosidad”.
Tras varias pruebas, finalmente fue el pintor catalán, Juan José Aguirre, quien se proclamó ganador, seguido del también barcelonés Jordi Palacios Álvarez, que se hizo con el segundo puesto y del cacereño Carlos Holgado Nevado, que se hizo con el tercero. Todo ello ante la atenta mirada de más de 300 personas entre los que había gente del sector, familiares y amigos que se acercaron a las instalaciones a ver las pruebas en directo: “El ambiente fue fantástico, como viene siendo habitual”, destacaba Díaz.
Si hay algo que destacar del concurso, Díaz dice que “todo”: “Desde unas pruebas perfectamente planificadas, desarrolladas y temporizadas al segundo; un jurado concentrado y equitativo con todos los concursantes; un público fantástico y educado durante las pruebas y un equipo de Cañizares Piñero siempre atento al concursante y a la asistencia”, con el que se siente “muy agradecido”.
Y es que todo ello en su conjunto da como resultado un concurso que Díaz tiene claro que aporta “bastante” al sector porque, explica, “nuestro oficio es un arte y como tal debe ser reconocido; sin embargo, pasamos bastante desapercibidos y en algunos casos somos infravalorados”. No obstante, afirma que este concurso aporta visibilidad al oficio a pesar de que “está muy deteriorado y faltan profesionales”.
Aunque además de al sector, también aporta “bastante” a los profesionales. En palabras de Díaz: “El concurso les enseña a apreciar más su trabajo, les da reconocimiento y ganas de trabajar bien con más ímpetu. También les ayuda a conocer más gente que trabaja en su sector, e incentiva el compañerismo entre colegas de oficio y el espíritu de competitividad sana entre compañeros del mismo gremio”. En definitiva, asegura que el concurso “nos mueve y nos hace sentir bien, motivados y vivos”.
Una “combinación perfecta”
El certamen comenzaría en la tarde del pasado viernes día 11 de noviembre, después de la bienvenida a todos los finalistas que iban entrando en las instalaciones según se les iba presentando en un vídeo que se emitiría a partir de una pantalla gigante. Después comenzaría la competición en la que los participantes pudieron demostrar sus habilidades y conocimientos en la pintura.
Para demostrar quién de los doce era el mejor, cada uno de ellos tuvo que reparar un rallón en una aleta, enfrentarse a una prueba teórica de quince preguntas y al empapelado lateral de un Smart, con cronómetro en mano y con “la minuciosa mirada de seis jurados atentos a fallos de empapelado, aplicación y reparación”, nos detallaba Díaz.
Durante el día siguiente, el sábado a las 9:00h de la mañana, continuaron las pruebas. En este caso consistieron en el lijado de aparejo. Asimismo, mientras una parte de los concursantes se enfrentaban a la aplicación de un color “complejo” del que tenían que elegir la variante adecuada para posteriormente barnizar en mate con el grado adecuado, otros tuvieron que retocar un chorreón de barniz en otras aletas de coche con las técnicas de lijado y posterior pulido. Y por último, no podía faltar la prueba de colorimetría (farnsworth -munsell), en la que los finalistas tuvieron que colocar, correctamente, diversos colores por degradación en tiempo récord. Una prueba que Díaz afirma que es “muy bonita, pero a la vez muy técnica y estresante”.
Con estas pruebas, que combinaron teoría, reparación, aplicación, colorimetría, empapelado y corrección de un defecto, el jurado tuvo “la combinación perfecta” para conocer quiénes serían los mejores pintores de la edición.
Una final “muy emotiva” y entre amigos
“La final fue muy emotiva”, recuerda Díaz. Y lo fue por varios motivos. En primer lugar, el ganador, Juan José Aguirre Núñez, ya le dijo a su padre, fallecido desde hace dos años, que se presentaría al concurso y lo ganaría. Cuando recibió el premio, se lo dedicó personalmente lleno de emoción y de lágrimas, como una promesa cumplida: “Fue un momento muy emocionante para todos”, recordaba Díaz.
Asimismo, en la final también estuvo presente el hijo de Díaz, que desde Canadá entregó el primer premio por videollamada, a pesar del cambio de horario. Entre los premios se encontraban tres cabezas de “terminator” sobre una peana y con una pistola cromadas en oro, plata y bronce, basadas en la temática de la edición: “Un recuerdo imborrable que cada pintor tendrá en su casa de por vida”, afirmaba Díaz. Aunque los sponsors “también aportaron su granito de arena” con ordenadores portátiles y con pistolas para los ganadores.
Así, el concurso no solo fue competición y tensión, sino que acabó convirtiéndose en lo más parecido a una reunión de amigos. El viernes, jurado, concursantes, familiares y patrocinadores cenaron juntos y el último día de la final no faltaron los sorteos, las actuaciones de magia en directo y la paella…