El Juzgado de Instrucción nº 28 de Madrid ha apreciado indicios de criminalidad en la conducta del responsable de un taller por la comisión de un delito contra la Propiedad Intelectual. El Juzgado dio traslado a CAPA como acusación particular, y al Ministerio Fiscal, a fin de que presentaran sus escritos de conclusiones provisionales.
Tal y como explica la comisión antipiratería, en noviembre de 2019 la Unidad de Investigación y Coordinación Judicial de la Policía Municipal de Madrid realizó una intervención en un taller del municipio, durante la cual se requisaron dos ordenadores conteniendo software pirata de Autodata, Haynespro (Vivid), y Delphi, entre otros, así como un equipo de diagnosis Delphi. “El acusado usaba estos equipos y software fraudulentos en su actividad diaria de diagnosis en el taller”, aseguran desde CAPA.
En su minucioso informe pericial, la Policía Científica concluye que tanto el software instalado en los ordenadores como el equipo de diagnosis no son originales. En los ordenadores se encontraron, además, carpetas que contenían aplicaciones para generar claves de forma fraudulenta, vulnerando los sistemas legales de licenciamiento de los softwares mencionados.
Recientemente la comisión antipiratería para el automóvil ha presentado un escrito de acusación contra el investigado por infracción de derechos tanto de Propiedad Intelectual como Industrial, y ha solicitado la pena de 2 años de prisión y multa, destacando “la peligrosidad de emplear equipos de diagnosis y software ilícitos en un taller de reparación de vehículos”, ello al margen de la responsabilidad civil derivada del uso ilegítimo del equipo y softwares pirata.
Se está a la espera de que el Ministerio Fiscal presente su escrito de conclusiones provisionales.
El mayor riesgo de usar programas para taller conseguidos de forma ilegal es la elevada posibilidad de que vengan infectados con software malicioso, especialmente troyanos para conseguir información sensible (datos de tarjetas, bancarios…). Y ya no es la multa, el perjuicio es que nos vacíen las cuentas bancarias, usen nuestra tarjeta sin que nos demos cuenta o usurpen nuestra identidad. Si no, ¿para que alguien se molestaría en romper las claves de acceso de esos programas y ponerlos a disposición del que quiera en Internet sin ningún beneficio? Además, si como taller nos afectan los ilegales, recordemos que las empresas de software también tienen empleados que viven de su sueldo.