Y es que hay conceptos que pueden parecer ajenos a nuestro sector. Y quizá en primera instancia lo son, pero también lo es que determinados aspectos geopolíticos pueden afectar de forma global a la economía global.
Alejandro Martínez incide en la curva de tipos de interés de Estados Unidos: “Si los bonos son más caros a diez años que a dos, esto significa que hay una mayor incertidumbre a largo plazo, o lo que es lo mismo, una menor confianza en el futuro”. Y eso es lo que está sucediendo.
En los tipos de interés, la palanca de la economía, encontramos el mayor síntoma de esa crisis que algunos sitúan en este 2019, pero que, si hacemos caso a los ciclos de la economía, se producirá en un plazo medio de dieciocho meses, según el analista.
“Lo advierten economistas, analistas y asesores, que ya aprecian cierta pérdida de confianza en los mercados; los gestores se vuelven más conservadores con sus carteras, mientras que baja el consumo y aumenta el ahorro. Se contrae la curva de gasto y , nos encontramos, ante una profecía autocumplida provocada por el miedo”.
Otro indicador de crisis económica está en esa ley no escrita, explica el consultor de empresas, que advierte que tras un periodo de bonanza económica llega inevitablemente la recesión, o lo que es lo mismo, dos trimestres sucesivos de crecimiento negativo. La razón hay que buscarla, aclara, en la psicología humana y, de nuevo, en el miedo: “Tras una época de exceso de confianza y de gasto excesivo, éste se recorta ante la ausencia de nuevas necesidades. El consumo se cierra a los gastos superfluos y, a menor gasto, el mercado entra el pánico y se produce una dispersión de la gran inversión, que no es otra cosa, que la suma de los pequeños y medianos inversores”.
En cuanto al entorno geopolítico, desde Efe&Ene, identifican el acuerdo comercial con China como elemento clave de estabilidad que modificaría la tendencia económica. 2019, considera Alejandro Martínez, puede ser el año, aunque de momento la situación está abierta. Ambas delegaciones se reunirán este mes de enero, pero el plazo diplomático para un posible compromiso alcanza al próximo 1 de marzo. No sólo están en juego las fronteras comerciales –con más de la mitad de las exportaciones a China gravadas al igual que el 85% de las americanas a China –, sino también asuntos como la apropiación indebida de la propiedad intelectual y la transferencia forzada de tecnología.
Otra incógnita, más difícil de despejar, es la del Brexit, susceptible de desarrollarse en cualquier entorno, desde el llamado Brexit caótico ( ante el que se ensayan planes de contingencia que incluyen derechos ciudadanos e intercambio comercial ) hasta la posibilidad de celebración de un nuevo referéndum. La libra padece ahora las consecuencias de la inestabilidad interna y la fecha límite para una salida ordenada nos lleva de nuevo al mes de marzo. El 29 es el día. La gran pregunta es qué ocurrirá en las bolsas europeas el día 30.
Incertidumbre también la que continuará trasladando Donald Trump al resto del mundo, mientras, así lo cree el experto en inversiones, lleva a máximos históricos la confianza de los inversores norteamericanos con sus políticas proteccionistas. Entre ellas, la aspiración de independencia energética que choca con los intereses de los países de la OPEP. La predicción es que el precio del barril se mantendrá, aunque la caída que ha sufrido la producción ha afectado y seguirá afectando a las empresas periféricas.
En el centro de este conflicto por el carburante se encuentra el polémico fracking, la nueva forma de extracción del petróleo mediante fracturación hidráulica, que ha permitido a los norteamericanos ser competitivos y retomar las exportaciones de crudo, prohibidas desde los años 60. Explica Martínez Fuster que la rentabilidad del fracking se encuentra sólo a partir de los 70 dólares el barril y nunca por debajo de ese precio. Las productoras, señala además, están “sostenidas por Wall Street” y cada vez que llega una mínima recesión pierden”.
La guerra energética, con la entrada del coche eléctrico será, sin duda, noticia este 2019, que, por lo que respecta al dinero, y, a pesar de los nervios en las bolsas, será “un año colchón”.